El Institut Cerdà ha presentado la tercera edición del Observatorio de riesgos para las empresas en España que, para 2024, ha identificado 32 que se agrupan en 6 ámbitos: recursos, económico, institucional, medioambiental, social y tecnológico.
El Institut Cerdà ha consultado y contrastado la identificación y descripción de estos riesgos con más de 50 expertos de diferentes sectores, tanto de instituciones públicas como del mundo empresarial y social. Entre los 32 que se han identificado para este año, el Observatorio destaca el agravamiento de la disponibilidad de agua, el incremento de la cantidad y la complejidad de los ciberataques y la volatilidad e incertidumbre en el funcionamiento de las cadenas de suministro como principales riesgos que las empresas tendrán que gestionar con urgencia, a corto, medio y largo plazo.
Por su singularidad, el Observatorio también destaca como principales riesgos la implementación de medidas de corrección de la deuda pública, la ausencia de un marco adecuado de regulación de la inteligencia artificial y el incremento de la frecuencia y la persistencia de las olas de calor.
La lista de los diez riesgos principales que destaca el informe de este año incluye los 4 que el Institut Cerdà alerta de que pueden tener un impacto acelerado: el incremento del desorden informativo, la profundización de la fractura social, los desajustes entre la planificación y la implementación de la transición energética y la fragmentación de la economía globalizada en bloques enfrentados.
Síntesis de los riesgos analizados
Con el propósito de que el Observatorio sea una herramienta aún más práctica, en esta edición se ha incorporado una visión complementaria basada en 15 riesgos sintéticos determinados a partir de los temáticos.
- La inestabilidad geopolítica con simultaneidad de crisis.
- Las dificultades para afrontar la transición energética y la descarbonización con los objetivos de alcance y plazos fijados por la Unión Europea.
- Proliferación de productos de inteligencia artificial en un marco de regulación insuficiente y sin una adecuada evaluación de sus efectos.
- La incapacidad para atender de forma adecuada (en tiempo, precio y cantidad) la demanda de recursos, especialmente los materiales críticos para las tecnologías avanzadas.
- El avance más rápido de los efectos del cambio climático que de las medidas de adaptación.
- La pérdida de la fiabilidad exigible en las cadenas de suministro a escala global.
- El aumento de la dimensión y la complejidad de los desafíos de la ciberseguridad.
- El reto demográfico vinculado al envejecimiento de la población, a la integración de la migración y al desequilibrio territorial.
- La consolidación de las desigualdades sociales, ligadas a un aumento generalizado del coste de la vida ya las brechas tecnológicas.
- El desajuste persistente del mercado laboral entre la demanda y la oferta.
- El coste creciente del estado del bienestar
- La necesidad de implementar medidas de ajuste económico, en especial para reducir la deuda pública.
- La capacidad de respuesta limitada de las empresas a los múltiples retos socioeconómicos ya las nuevas obligaciones de las administraciones.
- La inexistencia de un marco regulatorio adecuado, claro y eficiente para que las empresas puedan tomar sus decisiones.
- La polarización política y social que reduce la posibilidad de grandes acuerdos. …
Llegir notícia en català